Por: I.A Erika Adriana Tiria Medina
En general se conocen como enfermedades de semilleros a distintas patologías que tienen como característica común el presentarse en los primeros estados del desarrollo de la planta ocasionando la muerte o caída de las plántulas o dando lugar a plantas de escaso desarrollo y nulo valor comercial. Se distinguen los siguientes síntomas o complejos sintomáticos asociados a las mismas:
– Podredumbre de semilla y muerte de plántulas en preemergencia. Se trata de marras de nascencia, que también puede tener otras causas (fisiológicas, ambientales o genéticas), por lo que su diagnóstico requiere el aislamiento del fitopatógeno de la semilla podrida o de los tejidos necrosados de la incipiente plántula.
– Caída de plántulas en post-emergencia. El primer síntoma es una necrosis más o menos restringida de raíz y/o hipocótilo, acompañada de marchitamiento de la parte aérea. La plántula cae sobre el sustrato y la necrosis termina extendiéndose por toda la plántula.
– Lesiones subletales. En estas plántulas la evolución de los síntomas anteriores se detiene en necrosis restringidas al córtex radical o al hipocótilo que generan plántulas de menor desarrollo que las sanas. Estas infecciones pueden evolucionar posteriormente y, en todo caso, se trata de plántulas más propensas a posteriores problemas patológicos y más vulnerables frente a condiciones ambientales estresantes.
Las semillas de arroz pueden ser portadoras de diferentes patógenos, algunos de difícil control y cuyos síntomas pueden no manifestarse durante el tiempo que permanecen las bandejas en campo. El uso de sustratos contaminados facilita la proliferación de hongos en las bandejas. Los hongos que afectan a las plántulas en semilleros son muy diversos, entre los que más se destacan son: Pythium, Phytophthora, Rhizoctonia solani, Fusarium oxysporium y Alternaria solani, causantes de la enfermedad Damping off o ahogamiento de los tallos.
La introducción de estos patógenos en el semillero puede tener múltiples orígenes: sustrato de cultivo, contenedor reutilizado, estructuras, semilla, agua de riego, diseminados por el viento, personal, herramientas, a partir del suelo contaminado, de otros cultivos enfermos, malas hierbas o restos infectados de cultivos anteriores.
Se debe intentar impedir la entrada del patógeno en el semillero. Para ello las semillas deben estar exentas de patógenos. Las semillas certificadas oficialmente garantizan cierta sanidad fitosanitaria, por ello es siempre recomendable su empleo.
Una operación relacionada con la adecuación fitosanitaria del sustrato es la incorporación al mismo de fungicidas preventivos, tratamiento que puede desplazar la necesidad de desinfectar el sustrato cuando esta operación es realmente necesaria. Los fungicidas se aplican al sustrato para mejorar el control de problemas específicos.
Para reducir los riesgos de introducción de patógenos en el agua de riego es recomendable que los depósitos, balsas, pozos y conducciones sean cerrados o estén cubiertos a fin de estira que caiga polvo y restos vegetales que podrían ser una fuente de inóculo.
Es necesario también mantener el semillero limpio, para ello es obligado la pronta eliminación de los restos vegetales desechados, tapetes con síntomas, restos de sustratos usados y malas hierbas.
En el distrito de riego del río Zulia y sus alrededores se ha venido implementando desde hace tres años aproximadamente el sistema de siembra del cultivo de arroz por trasplante mecanizado. Realizando seguimientos a dicho sistema de siembra, se pudo observar que en los primeros 10 días hay presencia de enfermedades de origen fúngico en las bandejas que se exponen a campo, siendo esto un problema fitosanitario ya que no se cuenta con la germinación de plantas sanas para realizar una excelente labor de trasplante.
Teniendo en cuenta los problemas fitosanitarios presentados en semilleros de las diferentes parcelas, se hace necesario la búsqueda de alternativas que nos conduzcan a un control fitosanitario adecuado para obtener una excelente germinación. Para prevenir estas enfermedades se recomienda aplicaciones de KINGDAO 500 WG a una dosis de 120 gramos por cada 200 litros de agua para humedecer el sustrato en la elaboración de las bandejas. Se recomienda una segunda aplicación en aspersión de 12 a 15 gramos de KINGDAO 500 WG por cada 20 litros de agua cuando se exponen las bandejas a campo. Así se realiza un adecuado control fitosanitario con el fin de llevar plantas más sanas y con el desarrollo ideal para llevarlas a sitio definitivo.